Junto a la farola se agolpan nueve hombres. Cuatro de ellos tienen las corbatas raídas y los pantalones remendados. Los otros cinco van en mangas de camisa. Rotas. En la farola de al lado hay otra decena de hombres. Fuman un cigarrillo. El mismo cigarrillo. Se lo van pasando. La plaza está llena de farolas apagadas. Cientos de hombres se apoyan en ellas. En círculos concéntricos. Apenas hablan. Fuman y esperan. Al amanecer aparecen diez camiones con la pintura desconchada. Los hombres se ponen de pie y corren hacia ellos. Se empujan. Algunos caen al suelo. Se pisan. Los más fuertes llegan los primeros. Del primer camión se baja un individuo.
— ¡Silencio! —grita mientras saca un Ipod de su chaqueta. La multitud intenta abrirse paso.
— ¡Dos informáticos! —vocea mientras decenas de personas levantan la mano.
— ¡Tú y tú! —señala a dos individuos. Se suben al camión y prosigue con la selección.
— ¡Catorce licenciados en Química! ¡Nueve astrofísicos! ¡Doce doctores en Filología Alemana! ¡Quince ingenieros industriales! —acaba de leer la lista y se la guarda en el bolsillo.
— ¡Y un filósofo! —dice para finalizar. Nadie levanta la mano. Entonces, los seleccionados se suben al vehículo, que arranca y se va a toda prisa. A continuación, un hombre sale del segundo camión con un NetBook. La masa se abre paso hasta él a empujones.
Qué futuro más malo y qué de verdad
ResponderEliminarBufffff, el fin de los filósofos es verdaderamente un mal signo. Lo positivo, que parece que aún se siguen necesitando.Abrazos.
ResponderEliminarBuenísmo! El golpe de los informáticos es de esos que que hacen que el texto pegue un subidón.
ResponderEliminarA ver si algún día, buscan algo así como dos constructores, tres banqueros y un par de diputados. Estaría bien.
¿Un futuro muy posible? pues si, tal como vamos muy posible.
ResponderEliminarBuenísimo Manuespada.
Abrazos desde el aire
Mucha mala hostia, mucha guasa, también... en tu relato. Muy bueno, Manu.
ResponderEliminarLuego se fueron a Sol... no?
Besos payasos.
Es para estar más que indignados.. Bestial el golpe de los informáticos, sube y sube el nivel.
ResponderEliminarUn saludo indio
Futuro-presente aterrador. Algo esperanzador por la demanda de un filósofo.
ResponderEliminarDentro de muy poco llegaremos a eso, seguro. El mundo al final será pasto de los albañiles y los fontaneros, dicho sea con todos los respetos
ResponderEliminar¿Pero lo tuyo no era lo de los micros fantásticos? ¿A qué santo echar mano ahora del hiperrealismo?
ResponderEliminarUn micro plagado de detalles, de pequeños golpes. La historia sorprende pero es tan verosímil que se torna inquietante. Y eso, que durante todo el micro, uno no puede evitar esgrimir una sonrisa. Muy bueno.
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias por los comentarios. Raúl, me has dado una idea. Le voy a cambiar el título al micro, hombre. En tu honor.
ResponderEliminarNo he llegado a timepo para ver el otro título, pero este me parece muy adecuado, ¿sabes? me ha recordado a "Las uva de la ira". Es un micro inquietante por lo que tiene futuro cuasi presente.
ResponderEliminarBesos
Joder, Manu, qué fuerteeee
ResponderEliminarLo que no sé es para qué querrían al filósofo, imagino que para nada bueno.
Abrazos
Como dirían los Piqueras de Buenafuente: "apocalíptico".
ResponderEliminarSalud.
jo. me ha dejado el cuerpo entumecido.
ResponderEliminarqué mala leche
Fuerte, pero tiene toda la pinta que sea así.
ResponderEliminarBesicos
vergonzoso
ResponderEliminar¿y qué hacemos?
Ayyy Manu, te superas cada día. La selección de detalles y el título son de diez.
ResponderEliminarBesos
Hacía mucho tiempo que no pasaba por aquí.
ResponderEliminarMuy buen relato y bastante real, por desgracia.
un saludo
Claro, la filosofía está en decadencia.
ResponderEliminarNo han pedido ningún picapedrero.
Un abrazo, Manu.
Morboso, como la sociedad en que vivimos; pegajoso y terco, como la tela de una araña. Y bueno, muy bueno, como el ipod -dicen, aunque no lo conozco.
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