
Cuando el sol apagado de Transilvania comienza a encender la niebla, el conde Vladimir se asoma al río para limpiarse los rastros de sangre que le quedan en la boca, pero el reflejo de su rostro se sumerge en el agua escarlata. Desconcertado, Vladimir lo sigue de cerca, corriendo por la orilla, mientras esquiva los cientos de empalados que marcan el camino hacia su castillo. Al llegar a sus aposentos, abre la portezuela de la sala principal y se acerca al gran espejo que sus hordas sustrajeron de aquella catedral moldava. El reflejo del conde se gira hacia él con un crucifijo en la mano y, como alma que huye del diablo, desaparece para siempre.
Este sí que es un espejo mágico.
ResponderEliminarMuy bueno.
Saludos
Muy interesante, tu serie acerca de los espejos.
ResponderEliminarContinúa
me ha gustado este relato. Excelente en ambientación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ah, el espejo. Desde entonces estoy huyendo.
ResponderEliminarMuy buen micro!
Muy visual, plagado de detalles bien elegidos, el agua teñida de rojo, el camino de empalados, el espejo moldavo... Y en este micro unes al agua y a los espejos como distintas puertas al mismo lugar. ¿Hasta dónde serás capaz de llegar? Muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo
Fabuloso juego mezclando los espejos, crucifijos y el conde Drácula.
ResponderEliminarMe gustó por supuesto.
Un saludo indio
Me encantan estos relatos tuyos.
ResponderEliminar"...mientras esquiva los cientos de empalados que marcan el camino hacia su castillo". Potente imagen. Coincido con Jesús en cuanto a la visualidad. Excelente recreación de la atmósfera. Un saludo.
ResponderEliminarEl reflejo no perdona. Tampoco la historia de los hombres.
ResponderEliminarMuy buenas letras Manu!
Besazo Amigo!
A veces, necesitaríamos de un espejo así de chulo.
ResponderEliminarComo siempre, un micro que me ha encantao, ¡máquina!!
Besicos muchos.
Debe ser un acto de rebeldía de los espejos, cansados cansados de repetir lo que ven.
ResponderEliminarSaludos.
Pues igual empezó así el tema, no te extrañe...
ResponderEliminarBesicos
De espejo en espejo explorando y experimentando para no repetir, buena línea de trabajo Manu.
ResponderEliminarR.A.
Uno no debería fiarse nunca de los espejos, Manu.
ResponderEliminarMe gusta. En realidad el estilo gótico me encanta, los cementerios decimonónicos también, tengo montones de fotos...
ResponderEliminarMe gustaría vestirme un día completamente de negro, con la melena suelta aprovechando ahora que tengo el pelo largo, un rosario medieval en las manos, un crucifijo colgando de mi espalda y sentarme al lado de tu agua escarlata.
Kuss
En apenas diez líneas, parece mentira que hayas creado un cuento tan inquietante. Mi enhorabuena
ResponderEliminarNo hay pero (o mejor) espejo que nuestra conciencia.
ResponderEliminarCuando miro los espejos intento olvidarme de los cuentos góticos y de terror: es cuestión de "mieditis" personal.
ResponderEliminarTalentoso cuento.
Salud.