El dueño de la multinacional del tejido decide visitar a su diseñador de cabecera para dar un giro a su colección. El portero de su edificio le saluda con una amplia sonrisa envuelto en una capa fucsia y un traje bermellón. El atuendo no va acorde con el carácter gris del conserje, un hombre taciturno y chapado a la antigua. El empresario sale a la calle, llama a un taxi y comprueba con estupor que el conductor lleva puesto el mismo atuendo fucsia y rojo que el portero. Mira por la ventanilla del vehículo y sólo ve a personas vestidas con trajes similares: capa rosa chillón y traje chaqueta escarlata. En el ascensor del edificio en el que está la sede de su empresa se topa con varios empleados que visten de forma similar. Sube al ático, y desde allí observa cómo caminan miles de personas convertidas en hormigas obreras fucsias y rojas, gente que camina por ese hormiguero en el que se ha convertido la ciudad. Hay que hacer algo. El empresario textil baja hasta el despacho de su diseñador para ofrecerle ideas. El modisto de moda le abre la puerta vestido con una capa fucsia y un traje rojo. Le recibe con una sonrisa: “¿Ha visto el éxito que ha tenido mi último modelito?”
Excálibur sigue oxidada en la roca esperando a que alguien se decida a sacarla, pero la gente pasa de largo...
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12/22/2009
GLOBALIZACIÓN
El dueño de la multinacional del tejido decide visitar a su diseñador de cabecera para dar un giro a su colección. El portero de su edificio le saluda con una amplia sonrisa envuelto en una capa fucsia y un traje bermellón. El atuendo no va acorde con el carácter gris del conserje, un hombre taciturno y chapado a la antigua. El empresario sale a la calle, llama a un taxi y comprueba con estupor que el conductor lleva puesto el mismo atuendo fucsia y rojo que el portero. Mira por la ventanilla del vehículo y sólo ve a personas vestidas con trajes similares: capa rosa chillón y traje chaqueta escarlata. En el ascensor del edificio en el que está la sede de su empresa se topa con varios empleados que visten de forma similar. Sube al ático, y desde allí observa cómo caminan miles de personas convertidas en hormigas obreras fucsias y rojas, gente que camina por ese hormiguero en el que se ha convertido la ciudad. Hay que hacer algo. El empresario textil baja hasta el despacho de su diseñador para ofrecerle ideas. El modisto de moda le abre la puerta vestido con una capa fucsia y un traje rojo. Le recibe con una sonrisa: “¿Ha visto el éxito que ha tenido mi último modelito?”
Aysss, como somos..., ¿no queremos igualdad?
ResponderEliminar;)
Felices y bermellojadas Fiestas.
Como los hombres grises de Momo en versión fucsia. No hay nada que no engulla la globalización.
ResponderEliminarAbrazos rosa chicle.
La confortabilidad uniformada. El pensamiento único. Todos con la misma camiseta, el mismo miedo a perder esa confortabilidad uniformada.Todos de Navidad. Sea. Felicidades a la espada...
ResponderEliminarComo carneros de panurgo...
ResponderEliminarAbrazos y felices fiestas, querido
Manu. Besos a Daniel.
BB
Yo desde que veo a los chavales por todos lados con los pantalones por debajo del culo y enseñando los calzoncillos estoy cada vez más convencido de que la moda tiende a agilipollarnos a todos.
ResponderEliminarEntiendo, aunque es ridículo, que al principio lo hicieran por lucir la marca Dolce&Gabanna del calzoncillo. ¡Pero es que ahora se lucen calzoncillos del Carrefour! ¡¡Cuándo acabará esta estúpida moda!!
Tu cuento me ha recordado esto: cómo una estupidez o una gansada puede hacerse rápidamente universal
Y ahora es cuando le da un algo al diseñador...
ResponderEliminarBesicos
En azul en lugar de en fucsia, la película se llamaría "el primer caballero" y estaría ambientada en un insulso Camelot.
ResponderEliminarNada, una mierda de película a pesar de la homogeneidad en los colores.
Eso me recuerda una gabardina rosa chicle que tengo y que mis allegados no quieren que me ponga! tiene razón Miguel Baquero lo de los chavales es muy fuerte.
ResponderEliminarMe encanta lo breve. Lo del microrelato del grillo es la pera. Yo también quiero!!!!
Yo,como Miguel Baquero, más que globalización es estupidación.
ResponderEliminarMe dan unas ganas de bajarles los pantalones ....
Felices todo,Manu
feliz navidad y buen año nuevo¡¡¡¡
ResponderEliminarque pases unas felices fiestas¡¡
un besazo navideño¡
Paso un momentin a desearte lo mejor en este Nochebuena.
ResponderEliminarUn beso muy fuerte
La imagen del ático contemplando a las hormigas me ha gustado mucho. Buena metáfora. Un saludo.
ResponderEliminarNos ponemos lo que esta de moda porue es original sin darnos cuenta de que cuando esta de moda deja de tener originalidad.
ResponderEliminarUn abrazo
Buf, el fucsia no pega con el color de mis ojos, jamas me lo pondría...No veo yo esta historia muy realista, no...
ResponderEliminarAbrazotes señor Manu, contento de encontrarle por aquí.
Buenas. Llego convencida por Belén...
ResponderEliminarTodos queremos ser igual de distintos, supongo.
Besos!
¡Ea, así somos y si alguien se tira por un tajo, detrás que vamos! ¡Me cachísssssssss!
ResponderEliminarFelices fiestas guapo.
Besicos muchos.
...Tú no sabes el tiempo que nos ahorraríamos si todos usáramos la misma vestimenta y sólo se nos distinguiera por nuestros actos...
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