4/20/2007

SOÑÉ QUE ESTABA EN UNA ORILLA


- Padre, mira cómo rompen las olas
- Sabes que ya no veo nada hijo
- Da igual, mira cómo salpica la espuma padre
- Las veo, son perfectas

3 comentarios:

Luna Agua dijo...

Vaya.
Que hermoso intercambio de palabras para dar cuenta que de una u otra manera se puede ver en los ojos del otro.

Anónimo dijo...

Leyendo este post no puedo dejar de recordar el cantábrico en invierno.. Cuando las olas fustigan las rocas y el turista, más despistado que otra cosa, es víctima del temporal en el Paseo Nuevo Donostiarra...
Siempre he pensado que el agua es libre, incontrolable, imparable cuando decide emprender viajes así sean destructivos..
Echo de menos el mar, y sus silencios hablados...
Olas que dan vida..

Anónimo dijo...

Nada me ha hecho sentir más insignificante que mirar las aguas oscuras desde la borda de un barco en alta mar. Es un azul oscuro que aparenta que está vivo, el mar parece que respira con cada movimiento de la marea. No puedo imaginar lo que debe ser estar en un pequeño pesquero en el océano. Supongo que te acabas acostumbrando a todo y al final lo ves como algo normal. Los seres humanos somos así, adaptables.